Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Samuel 18, 13-30

13 Si me hubiera mentido a mí mismo, expondría mi vida, pues al rey
nada se le oculta y tú mismo te hubieras mantenido aparte.»

14 Respondió Joab: «No voy a estarme mirando tu cara.» Y tomando
tres dardos en su mano los clavó en el corazón de Absalón, que
estaba
todavía vivo en medio de la encina.

15 Luego se acercaron diez jóvenes, escuderos de Joab, que hirieron a
Absalón y lo remataron.

16 Joab mandó tocar el cuerno y el ejército dejó de perseguir a Israel,
porque Joab retuvo al ejército.

17 Tomaron a Absalón, le echaron en el bosque en un gran hoyo y
pusieron encima un gran montón de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a
su tienda.


18 Estando en vida, había decidido Absalón alzarse la estela que está
en el valle del rey, pues se había dicho: « No tengo hijo para perpetuar mi
nombre», y había puesto a la estela su mismo nombre. Se llama «La Mano
de Absalón», hasta el día de hoy.

19 Ajimaas, hijo de Sadoq, dijo: «Voy a correr y anunciar al rey la
buena noticia de que Yahveh le ha librado de manos de sus enemigos.»

20 Pero Joab le dijo; «No serás tú hombre que dé buenas noticias hoy.

Otro día las darás; hoy no las darás porque el hijo del rey ha muerto.»

21 Y Joab dijo al kusita: «Anda y anuncia al rey lo que has visto.» El
kusita se postró ante Joab y partió a la carrera.

22 Insistió de nuevo Ajimaas, hijo de Sadoq, y dijo a Joab: «Pase lo
que pase, yo también quiero correr tras el kusita.» Joab le dijo: «¿Para qué
vas a correr, hijo mío? aunque vayas, por esta noticia no te van a
dar
albricias.»

23 El dijo: «Pase lo que pase, voy a correr.» Entonces le dijo:

«Corre.» Ajimaas corrió por el camino de la vega y adelantó al kusita.

24 Estaba David entre las dos puertas. El centinela que estaba en el
terrado de la puerta, sobre la muralla, alzó la vista y vio a un hombre que
venía corriendo solo.

25 Gritó el centinela y se lo comunicó al rey y el dijo: «Si viene solo,
hay buenas noticias en su boca.» Mientras éste se acercaba corriendo,

26 vio el centinela otro hombre corriendo y gritó el centinela de la
puerta: «Ahí viene otro hombre solo, corriendo.» Dijo el rey: «También éste
trae buenas noticias.»

27 Dijo el centinela: «Ya distingo el modo de correr del primero: por
su modo de correr es Ajimaas, hijo de Sadoq.» Dijo el rey: «Es un hombre
de bien; viene para dar buenas noticias.»

28 Se acercó Ajimaas y dijo al rey: «¡Paz!», y se postró ante el rey,
rostro en tierra. Luego prosiguió: «Bendito sea Yahveh tu Dios que ha
sometido a los hombres que alzaban la mano contra mi señor el rey.»

29 Preguntó el rey: «¿Está bien el joven Absalón?» Ajimaas
respondió: «Yo vi un gran tumulto cuando el siervo del rey, Joab, envió a tu
siervo pero no sé qué era.»

30 El rey dijo: «Pasa y ponte acá.» El pasó y se quedó.